Lías del vino, el valor de lo invisible

En la elaboración del vino, hay elementos que resultan protagonistas desde el primer sorbo, la variedad de uva, la crianza en barrica, el terroir… Pero también hay procesos silenciosos, discretos, que ocurren en las sombras del depósito o de la barrica y que, sin embargo, marcan profundamente la calidad y la personalidad de un vino. Uno de ellos es el trabajo con lías.
Las lías son el conjunto de sedimentos que se forman al finalizar la fermentación alcohólica. Están compuestas principalmente por levaduras muertas (tras haber transformado los azúcares del mosto en alcohol), restos de células vegetales, bitartrato potásico y otros compuestos sólidos.
Se diferencian entre lías gruesas, que se depositan rápidamente y suelen retirarse al terminar la fermentación, y lías finas, que son más ligeras y se mantienen en suspensión durante más tiempo. Son precisamente estas lías finas las que se utilizan en la crianza sobre lías (élevage sur lies, en francés), una técnica muy valorada tanto en vinos blancos como en espumosos, y de forma más puntual en algunos tintos.
Durante la crianza sobre lías, tiene lugar un proceso conocido como autólisis, en el que las levaduras muertas se van descomponiendo lentamente, liberando compuestos que enriquecen al vino. Entre los efectos más destacados de esta práctica, podemos señalar:
- Mayor volumen y untuosidad en boca
Los polisacáridos y manoproteínas liberados durante la autólisis actúan como agentes de textura. Contribuyen a que el vino gane cuerpo, redondez y esa sensación envolvente, que a menudo se percibe como cremosidad.
- Complejidad aromática
Las lías aportan al vino notas que van más allá de la fruta primaria. Aparecen descriptores como pan tostado, brioche, mantequilla, frutos secos, levadura, e incluso ciertos matices especiados o lácticos, en función del tiempo de contacto y de si se ha aplicado o no el batonnage (removido periódico de las lías).
- Estabilidad fisicoquímica
Las manoproteínas también tienen un efecto positivo sobre la estabilidad tartárica y proteica del vino. Además, actúan como antioxidantes naturales, reduciendo la necesidad de sulfitos y permitiendo una evolución más pausada y armoniosa.
- Mayor persistencia
El postgusto de un vino criado sobre lías tiende a ser más largo y estructurado, con una sensación más sólida en el centro de la boca y una mayor persistencia aromática retronasal.
La crianza sobre lías es una práctica habitual en varios estilos de vino, especialmente en blancos con vocación gastronómica o de guarda, donde la combinación de fermentación en barrica y crianza sobre lías da como resultado vinos elegantes y profundos. Cada vez más productores apuestan por crianzas sobre lías.
¿Qué papel juega el batonnage? El batonnage consiste en remover periódicamente las lías para mantenerlas en suspensión dentro del vino. Esta acción favorece el contacto entre las lías y el líquido, intensificando la liberación de compuestos beneficiosos.
Sin embargo, depende del estilo buscado. Un batonnage excesivo puede sobrecargar el vino, hacerlo pesado o reducir su frescura. Por eso, muchos enólogos optan por crianzas estáticas, donde las lías descansan sin agitación, desarrollando un perfil más sutil y elegante.
Trabajar con lías requiere técnica, sensibilidad y paciencia. No se trata solo de dejar el vino con sus sedimentos, sino de saber cuándo intervenir, cuánto tiempo mantener el contacto y qué estilo de vino se busca construir.
Cuando se hace bien, el resultado es un vino más complejo, con más matices, textura y capacidad de evolución. Un vino que no se limita a gustar, sino que genera conversación. Que no solo se bebe: se analiza, se guarda, se recuerda.